Ejercicio y cáncer: un tratamiento que empieza con un paso
Dr. Roberto Vélez – Especialista en Ortopedia Oncológica
Un nuevo estudio demuestra que el ejercicio regular puede mejorar la calidad de vida, frenar la progresión del cáncer e incluso alargar la vida de los pacientes oncológicos.
¿Qué puedo hacer yo, doctor?
Es una de las preguntas más frecuentes que recibo en la consulta. Cuando a una persona se le diagnostica cáncer, es natural buscar todas las herramientas posibles para enfrentarlo. La buena noticia es que una de las más efectivas está al alcance de todos: moverse.
Un nuevo y sólido estudio publicado en el New England Journal of Medicine confirma lo que muchos especialistas ya intuíamos: el ejercicio físico no es solo seguro en pacientes con cáncer, sino que puede mejorar su pronóstico.
¿Qué demostró el estudio?
El ensayo clínico incluyó a más de 500 personas con cáncer metastásico, y analizó los efectos de incorporar 150 minutos semanales de actividad física moderada (como caminar, pedalear o nadar) frente al tratamiento habitual sin ejercicio guiado.
Los resultados fueron contundentes:
– 37% menos riesgo de muerte en el grupo que realizó ejercicio.
– 28% menos de probabilidad que el cancer reaparezca
– Mejor forma física (VO2 máx., fuerza y resistencia).
– Reducción significativa de la fatiga, uno de los síntomas más limitantes en oncología.
– Mayor calidad de vida, más independencia y mejor estado anímico.
– Sin efectos adversos graves relacionados con la actividad física.
“El ejercicio regular no solo mejora cómo se sienten los pacientes. También influye en cómo evoluciona su enfermedad.”
¿Por qué funciona?
El ejercicio estimula el sistema inmunológico, reduce la inflamación, mejora el metabolismo y ayuda a preservar la masa muscular. Todos estos factores son claves para enfrentar el cáncer con más fuerza y resiliencia.
Además, a nivel psicológico, el ejercicio reduce la ansiedad, mejora el sueño y da una sensación de control que muchos pacientes agradecen profundamente.
¿Por dónde empiezo?
No se trata de correr maratones. El primer paso puede ser tan simple como una caminata diaria de 20–30 minutos. Lo importante es la regularidad y adaptar el esfuerzo a cada persona. Consulta siempre con tu equipo médico antes de empezar un plan de ejercicio, sobre todo si estás en tratamiento activo.
En resumen
El ejercicio es más que prevención: es parte del tratamiento.
Desde mi experiencia en Ortopedia Oncológica, cada vez tengo más claro que prescribir movimiento es tan importante como recetar medicamentos.
¿Te animas a dar el primer paso?
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Referencias
Cormie P, et al. Effect of Structured Exercise on Survival and Clinical Outcomes in Patients With Advanced Cancer: A Randomized Clinical Trial. New England Journal of Medicine. 2024. DOI: 10.1056/NEJMoa2502760